Un Contraste Entre

Creyentes

Maduros e Inmaduros

 

 

 

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EL Creyente

Inmaduro

 

Pasajes de las

Escrituras

 

El Creyente

Maduro

 

Tardo para oír

 

Hebreos 5:11

 

Pone mucha atención a lo que Dios dice (comparar Hebreos 2:1)

 

No puede enseñar a otros. Necesita que otros le enseñen a él.

 

Hebreos 5:12

 

Puede enseñar a otros

 

Está aún aprendiendo el abecedario de la verdad de Dios.

 

Hebreos 5:12

 

Ha aprendido las primeras letras de la verdad de Dios y ha avanzado hacia las cosas más profundas de Dios (Comparar 1 Co. 2:10).

 

 

Necesita leche. No está preparado para el alimento sólido.

 

Hebreos 5:12

 

Se alimenta de vianda sólida.

 

Un bebé espiritual

 

Hebreos 5:13-14

 

Espiritualmente avanzado y con discernimiento

 

Tiene mucha dificultad para discernir entre el bien y el mal, y muchas veces toma malas decisiones

 

 

Hebreos 5:14

 

Sabe discernir entre el bien y el mal (comparar 1 Co. 2:15), se guía por la Palabra de Dios (comp. 1 Ts. 5:21)

 

 

Carnal

 

1 Corintios

2:15-3:4

 

Espiritual

 

Se alimenta aún con el biberón (leche) y no puede absorber el alimento sólido

 

 

1 Corintios 3:1-2

 

Se alimenta de leche y vianda sólida

 

Carnal, anda en la carne, produciendo las obras de la carne (envidia, contiendas, divisiones, etc.)

 

 

1 Corintios 3:3

 

Anda en el Espíritu

(comparar Gálatas 5:16)

 

Sigue al hombre

 

1 Corintios 3:4-5

 

Sigue a Cristo (1 Corintios 11:1)

 

 

Necesita ayuda personal para sus propias faltas

 

Gálatas 6:1

 

Puede ayudar al hermano que ha sido vencido por una falta

 

 

Niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina

 

Efesios 4:13-14

 

Afirmados y arraigados en el conocimiento de Cristo

 

Vulnerable al enemigo

 

Efesios 6:10-17

 

Protegido por la armadura de Dios

 

 

Absorto consigo mismo, orgulloso

 

Filipenses 3:3-5

 

Absorto con Cristo y con las necesidades de otros,

humilde

 

Satisfecho con su estado, contento con su modesta situación espiritual.

(Recuerde, al nadar contra la corriente, hacer nada, es en realidad retroceder)

 

 

Filipenses 3:12-13

 

A pesar del nivel de madurez alcanzado, quiere avanzar a mayores alturas, nunca está contento con el nivel espiritual logrado al presente

 

“Haz lo que digo pero no lo que hago.”

 

Filipenses 4:9

 

“Sígueme a mí como yo sigo a Cristo.” Puede ser ejemplo para otros (comparar 1 Co.11:1)

 

 

Ignora la voluntad y los caminos de Dios porque descuida la Biblia

 

1 Juan 2:14

 

Conoce a Dios y vive en Su Palabra (comparar 2 Pedro 3:18).

 

 

 

La madurez requiere de espiritualidad (ser un creyente saludable y lleno del Espíritu) y tiempo. Toma tiempo desarrollarse y crecer en el Señor. Un niño pequeño puede ser saludable, pero por cierto que un bebé no puede ser maduro. El bebé necesita tiempo para madurar y desarrollarse. El pasaje de Gálatas 6:1 (“vosotros que sois espirituales”) implica tiempo para crecer y progresar. Un bebé recién nacido en Cristo puede ser espiritual pero le falta el crecimiento y la madurez necesaria para poder ayudar a un hermano que ha sido vencido por alguna falta. Esto llegará con el tiempo, si continúa andando en el Espíritu y sigue siendo espiritualmente sano.

 

Un creyente puede permanecer un bebé espiritual en Cristo por años debido a la falta de crecimiento y progreso en Cristo. Esto es una tragedia. ¿Qué pensarías de un hombre que a los 25 años de edad aún usara pañales y biberón? La leche es el alimento de Dios perfecto para un recién nacido (1 Pedro 2:2), pero si un adolescente se alimenta solo de leche, algo anda muy mal.

 

Pablo da la siguiente descripción de un creyente sano y maduro: “Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad” (Colosenses 1:9-11).

 

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